domingo, 19 de diciembre de 2010

Formosa, Argentina. Falleció el padre Gerardo Gonnet, el último párroco franciscano de la Catedral


El viernes cumplió su anhelo de poder celebrar sus 50 años de sacerdocio, pero ya estaba muy debilitado. Hondo pesar en la comunidad católica formoseña. Lo velan en la Catedral. Tras cumplir el viernes sus 50 años de vida sacerdotal, murió este domingo por la tarde el padre Gerardo Gonnet, último párroco franciscano que tuvo la Catedral, luego de una larga enfermedad. Tenía 73 años.

Ayer por la mañana lo habían internado de urgencia en el Hospital de Alta Complejidad dado el avanzado estado de su mal, y luego de unas horas falleció. Posteriormente se trasladaron sus restos al templo de la iglesia Catedral Nuestra Señora del Carmen, donde se le está realizando el último adiós.

Aunque ya muy debilitado, el padre Gonnet cumplió su deseo de llegar a celebrar su cincuentenario sacerdotal el viernes último, algo que anhelaba tanto que decía a todos los que estaban a su alrededor que rogaba a Dios que le conceda esta gracia.

En la misa se destacó su entereza y su entrega a Dios al momento de soportar los dolores de su enfermedad, algo que quedó como un ejemplo de fidelidad, tal como postuló el padre Juan Pinat, quien presidió la celebración.

El padre Gerardo finalmente pudo completar el medio siglo en este ministerio y pudo marchar en paz, más allá de sus males.

Si bien su partida era algo esperable, no es menos dolorosa por ello, dado el papel fundamental que cumplió el franciscano en muchísima gente en esta provincia.

Labor

Gonnet, que había nacido el 24 de julio de 1937 en la provincia de Santa Fe, fue ordenado sacerdote el 17 de diciembre de 1960 por monseñor Pacífico Scozzina. Caló hondo en Formosa a través de su acción pastoral. Tuvo períodos de presencia en esta Diócesis desde la década del ’60 y fue, como se dijo, el último párroco franciscano de la Catedral, desde 1991 -reemplazando a Salvador Gurrieri- hasta 1997, año en que la Orden fundada por San Francisco entregó la parroquia a la Diócesis.

Se lo recuerda como un párroco alegre con los niños, a quienes daba mucha participación en las misas de los domingos por la mañana. También un sacerdote muy cauto y discreto al momento de llevar adelante las tareas y también dificultades propias de la vida parroquial, resolviendo problemas con criterio y evitando los conflictos. Su larga figura siempre cubierta con el hábito de San Francisco fue un ícono y una reivindicación permanente de su carisma franciscano.

Hace pocos años regresó a Formosa y sirvió visitando enfermos, confesando en la casa franciscana y trabajando con diversas iniciativas.

Fue, por ejemplo, el principal organizador de las celebraciones por los 800 años de la espiritualidad franciscana, que se llevaron a cabo durante todo el año pasado, y antes de agravarse su estado llevaba adelante la causa por la beatificación del padre Buenaventura Giuliani, misionero de importante tarea en Laishí. Además se desempeñaba como formador de la Orden Franciscana Seglar, servicio que cumplió hasta último momento.

Desde los primeros momentos de su adiós final pudo verse la congoja del pueblo formoseño, y las muestras de gratitud continuarán hoy en la Catedral.

1 comentario:

  1. lo hemos conocido y fue por 20 años mi director espritual y guia de toda mi flia. fue nuestro papa, mas que nuestro fraile... una gran perdida. pero seguros de que tenemos ahora un angel que cuida de nosotros. Elizabeth de Beccari

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