Una universidad pontificia disipa las dudas sobre la ortodoxia cristiana del fraile y zanja un histórico conflicto.
Diario de Mallorca.
M. CAÑELLAS. PALMA
Han tenido que pasar seis siglos para que el Vaticano cambie el curso de la historia luliana. La Pontificia Ateneo Antonianum de Roma se ha pronunciado finalmente sobre la veracidad de las acusaciones que pesaban sobre Ramon Llull. Y lo ha hecho en el libro "Da Raimondo Lullo a Nicola Eimeric. Storia di una falsificazione testuale e dotrinale", en el que disipa las dudas sobre la ortodoxia cristiana del fraile y zanja un encarnizado conflicto religioso entre sus seguidores y detractores; entre dominicos y franciscanos, cuya raíz se encuentra anclada en el sacerdote dominico Nicolau Eimeric, uno de los inquisidores más influyentes de la historia de la Iglesia, instigador de las acérrimas tesis antilulistas del siglo XV.
Ahora el Vaticano confirma lo que muchos estudiosos sostenían. Eimeric falsificó y tergiversó sus manuscritos para dictar las herejías, de las que se han contado hasta un centenar, que el fraile dominico dijo haber hallado en sus libros. Bajo esta influencia, la Iglesia inscribió sus publicaciones en el índice de libros prohibidos por la inquisición, habiéndole atribuido falsos títulos relacionados con la astrología y la magia, para enfatizar las calumnias.
El postulador de la causa Gabriel Ramis, delegado de Causas de los Santos, que lleva el proceso de canonización de Ramon Llull, ha acogido con satisfacción la conclusión de la Pontificia Ateno Antonianum, que es el resultado de unas jornadas celebradas en Roma sobre la figura del beato mallorquín, explica.
"La herejía y las obras que se le atribuyeron falsamente siempre habían sido una asignatura pendiente", afirma. "La Santa Sede las ha examinado y el voto ha sido positivo", añade. Se han hallado dos proposiciones falsas que ponen en duda el resto de afirmaciones, detalla Gabriel Ramis, que no pudo concretar los detalles del documento.
Un nuevo paso
El proceso da, así, un paso hacia adelante y toma una nueva dirección. El teólogo mallorquín Jordi Gayà recuerda que su canonización se dejó en manos de la Santa Sede en el siglo XV para poner fin a las disputas, una decisión que, en su opinión, no benefició en nada a la causa.
La canonización de Ramon Llull entra ahora en una nueva fase, la elaboración de un estudio histórico que pruebe que el fraile "practicó todas y cada una de las virtudes cristianas en grado heroico" para que el Vaticano promulgue su beatificación oficial. Una labor que Ramis no pudo cuantificar en tiempo y que, una vez esté concluida, deberá presentarse ante la Santa Sede, que estudiará el documento y lo elevará a la Plenaria de la Congregación de los Santos para su aprobación por mayoría.
Ramis aclara que la Iglesia sólo acepta su culto en Mallorca y en la orden franciscana. Su beatificación, en el siglo XIII, se hizo por "culto inmemorial" y no por los cauces oficiales, que ahora se están siguiendo, comenta.
Sea como fuere, la Santa Sede ha levantado la espada de Damocles que pesaba sobre la figura del teólogo, filósofo y literato mallorquín, vilipendiado durante siglos y que creyó haber resuelto una de las más grandes controversias de la historia del conocimiento.
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