domingo, 16 de enero de 2011

Argentina. Un sacerdote franciscano y la evangelización en el Conurbano

José Adolfo Larregaín es sacerdote franciscano y convive cotidianamente con las duras realidades que azotan estas zonas, marginales en muchos casos, del territorio bonaerense.
Adolfo Gonzales Chaves
lavozdelpueblo.com.ar

Inseguridad, "paco" *, falta de respuestas para cubrir las necesidades básicas, son la moneda corriente con la que se encuentra este hombre cada día.

"He vuelto a un barrio muy marginal, perteneciente al tercer cordón del Conurbano bonaerense; es un lugar muy pobre, de mucha marginación, donde hay mucho inmigrante, especialmente paraguayo y de distintos lugares del país", explicaba durante una amena y distendida charla el sacerdote franciscano, José Adolfo Larregaín, quien se encuentra en Chaves, visitando a su familia: "Ya he estado hace unos años por estos lugares mencionados, siendo un gran desafío, ya que vengo de Río Cuarto (Córdoba) donde las cosas son diferentes en lo cultural y social".

Asimismo recordó que hace algunos años estuvo tres períodos como capellán en Fuerte Apache y de allí fue trasladado a Tartagal, en la provincia de Salta.

Más adelante, dentro de otros conceptos Larregaín señaló que "estoy en un seminario, donde están estudiando 12 jóvenes para la orden sacerdotal y también en una capilla de Merlo".

Marginación, paco, inseguridad

El sacerdote, al detallar la actividad en esa difícil zonal del territorio bonaerense, explicó que, en lo que respecta ala marginación existente,"de modo especial está el paco, la inseguridad, la carencia de recursos, falta de trabajo, es zona donde no hay gas natural, no hay asfalto, muy poco alumbrado público, lo cual hace que todo ello condicione toda la forma de vida de la zona. Tampoco existe ninguna sala de primeros auxilios, por lo tanto las necesidades son muchas; es así que Cáritas, los comedores, el trabajo en red con las escuelas, tienen un trabajo permanente ya que son los encargados de buscar lo mejor para la gente".

Al hablar de la forma en la que se trabaja desde la evangelización, el sacerdote franciscano aclaró que debemos tener "presente que la evangelización va de la mano de la promoción humana, no se puede anunciar el Evangelio si con ello no está el pan de cada día. En Río Cuarto me dediqué mucho a lo espiritual, pero aquí debemos ver que las necesidades son tan básicas y primarias, lo que hace que la gente no se pregunte sobre la estima en sí, se pregunta cómo va hacer para comer el día siguiente o cómo va hacer para convivir con el vecino que le esta amenazando con comerle las dos gallinas que tiene".

Hoy no hay códigos

Por otra parte consultamos si su investidura es respetada en una zona como la que se encuentra actualmente, a lo que Larregaín señaló que sí, ya que "Gracias a Dios, tanto en Fuerte Apache como en la ciudad de Merlo prácticamente no me pasó nada grave, si me asaltaron varias veces en Moreno, pero es importante cuidarse y no salir de noche, no andar solo, no exponerse sin necesidad , siendo estos modos de prevenir porque antes había códigos que se respetaban, pero hoy con la droga ya no están muchos en vigencia, porque lamentablemente quien está bajo los efectos de alguna droga no tiene conciencia de quien tiene delante".

A continuación y hablando sobre el tema de la droga, señaló que "cuando uno trata de ayudar y hacer entender sobre el mal que produce, siempre molesta a otros sectores, porque se tocan intereses económicos y hay un aspecto interesante por lo lamentable, ya que quienes distribuyen o venden drogas, generalmente no se la dan a sus hijos, sino a los del vecino y lamentablemente siempre el que queda ‘pegado’ con esto es el último orejón del tarro, como decimos vulgarmente, es decir el último eslabón, pero no el ‘grande’ que viene y distribuye".

Satisfacción por la elección

Finalmente dijo que está contento con lo que ha elegido, evangelizar sobre el Reino de Dios en medio de estas realidades que no son fáciles, "pero para nosotros los franciscanos constituyen un gran desafío, porque siempre en nuestra orden se prioriza el marginado, el pobre, el sufriente, es decir elegimos cada día caminar junto a ellos y por lo tanto sufrir también lo que ellos sufren y anunciar el Evangelio desde un lugar distinto, donde uno puede entender algunas cosas, a quien está padeciendo estos flagelos y conviviendo, a su vez, con toda la impotencia, ya que ha veces esa gente ve cosas y no puede hacer nada, pero la fe y la esperanza de cada uno enseñan mucho cada día, ya que gracias a Dios cuando tenemos todo, no lo valoramos y no nos damos cuenta de lo que sufren otros".

* Pasta base de cocaína

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