Queridos hermanos y hermanas:
Esta mañana quiero presentaros la figura y el mensaje de Santa Brígida, nacida en Suecia en 1303. Se distinguen dos períodos en su vida: el primero se caracteriza por su condición de mujer felizmente casada y dedicada a la educación de sus ocho hijos. Se inició encotes al estudio de la Sagrada Escritura y adoptó como norma de vida, junto con su esposo, la Regla de los Terciarios franciscanos. En ese tiempo, practicó también generosamente las obras de caridad con los necesitados y fundó un hospital. Peregrinó así mismo a Santiago de Compostela.
A la muerte de su esposo, inicia el segundo período de su vida, en el que sin acceder a la consagración religiosa, profundizó su unión con el Señor por medio de la oración y la penitencia, lo que le llevó a distribuir sus propios bienes entre los pobres. Se establece, por un tiempo, junto al monasterio cisterciense de Alvastra, donde tienen inicio las revelasciones divinas, que al acompañan hasta el final de su vida y en las que contemplará el amor infinito de Dios para con los hombres. Muere en Roma en 1373. Fue canonizada por Bonifacio IX.
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