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Fue solamente el breve tiempo de un lustro en el cual la Orden de Frailes Menores desarrolló su actividad misionera en la península, sin embargo, su llegada a los anteriores territorios de evangelización jesuita no fue producto de la casualidad o de una idea elaborada a última hora, ya desde que las primeros intentos de colonización de los territorios de los actuales estados de Sinaloa y Sonora la Orden Franciscana buscaba ser la encargada de la conquista espiritual, consecuencia lógica si tenemos en cuenta que lo que en esos años se llamaba Nueva Galicia que comprendía los estados de Jalisco y Nayarit fue totalmente colonizada por los franciscanos, de esta manera la California no era sino una extensión de su ya bien establecida Provincia de San Francisco. Al final fueron los Jesuitas quienes desarrollarían la tarea de evangelización y colonización durante cincuenta años.
Al decretarse la expulsión de la Compañía de Jesús, el gobierno de la Nueva España determinó que nadie mejor que la Orden Franciscana para tomar las riendas del sistema dejado por los jesuitas: tenían una vasta experiencia en la labor evangelizadora, contaban con un número suficientes de frailes y con los años establecieron cuatro Colegios de Propagación de la Fe desde los cuales se formaban los futuros misioneros para sufragar las necesidades que la Corona Española siempre mantuvo en su expansión territorial, desde uno de ellos, San Fernando Serra tomaría camino para su nueva labor en la California.
De manera semejante que Juan María de Salvatierra y Francisco Eusebio Kino, los frailes Junípero Serra y Francisco Palou compartían los mismos deseos de llevar a los infieles el Evangelio y enseñarles a ser buenos súbditos del rey de España. Al igual que los jesuitas anteriormente mencionados ambos personajes fueron excelentes estudiantes y dotados de gran inteligencia que mostraron no solamente en las áreas que pudiéramos considerar parte de su formación religiosa o eclesiástica, sino que fueron distinguidos maestros de filosofía.
Los años anteriores vividos en la Sierra Gorda en Querétaro a la empresa californiana les dieron las capacidades necesarias para enseñar a los indígenas una forma de vida dentro de la cual estaban tanto la enseñanza de los principios religiosos del catolicismo como el desarrollo de la agricultura, ganadería y la producción artesanal de tejidos e hilados.
La historia de la Orden Franciscana en la Península empezó a escribirse al llegar al puerto y Misión de Loreto el primero de abril de 1768, catorce frailes constituían ese grupo: además de Junípero Serra como presidente y de Francisco Palou: Juan Moran, Antonio Martínez, Ignacio Gastón, Fernando Parrón, Sancho de la Torre, Francisco Gómez, Andrés de Villaumbrales, Juan Crespi, José Murguía, Miguel de la Campa, Juan Ramos de Lora, y Fermín de Lasuén.
Fuente: José Guadalupe Ojeda Aguilar, Director de Culturas Populares e Indigenas, Baja California Sur.

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